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Copete de Noticia — 13 Sep, 2021
Palabras de la Rectora a nuestros docentes en su día

Esta semana recordamos a Sarmiento, y en su nombre celebramos la tarea de maestros y docentes. Ha pasado el tiempo y hemos reconstruido la tarea docente completamente, y es distinta de la concepción que pudo tener este hombre sobre la escuela hace más de ciento treinta años.

Alejados de sus ideas por el tiempo y con nuevas luces sobre su figura y legado, repensamos la escuela una vez más. Las circunstancias presentes nos acercan más a la idea de la destrucción creativa que a la consolidación del modelo educativo. Sin embargo, hoy no hay consensos sobre hacia donde vamos. Hay cuantiosas fórmulas sobre cuál será la educación del futuro, y solo hay un problema: el futuro es hoy. ¿Cuál es el rol de nuestra escuela ante un cambio tan drástico?

Tengo la suerte de compartir la tarea con un grupo de personas inspiradoras, comprometidas, y sobre todo generosas. Nuestra escuela, el Ipesmi, esta formada por personas maravillosas con las que disfruto de trabajar cada día. Somos un equipo sumamente heterogéneo, y esto le brinda una riqueza inmensa, la que ni con todos los cursos de finanzas avanzadas sería capaz de medir.

Trabajando con Natalia en entender mejor la visión de nuestra escuela y en cómo explicársela a nuestra comunidad. ¿Cómo explicar porqué existimos y el valor de nuestro amor por acompañar el desarrollo de nuestros alumnos y el afecto por aprender? Navegamos entre libros nuevos y otros ya olvidados, nos adentramos en lo más recóndito del internet, tomamos cursos de narrativa, intentamos comprender qué piensan y sienten nuestros docentes y alumnos. En una de esas búsquedas, de las que disfruto inmensamente, sale a la luz un poema que tenía guardado desde que estaba aún en la universidad: “Wear Sunscreen

En este poema, el autor inicia diciendo que el único consejo que puede brindar, que esta fundamentado y comprobado como verdad científica es, usar protector solar, mientras que el resto de los consejos que les brinda a los graduados de la clase del ‘99, están solo basados su propia experiencia.

Creo que esta es una noción cercana a lo que experimentamos en la escuela, aunque opuesta. Como docentes es nuestra propia experiencia, esa que compartimos con nuestros alumnos lo que construye la buena educación. Estamos de acuerdo que el aprendizaje es experiencial y que nuestras sensaciones sobre ese momento que compartimos importa.

Hablando con mis hermanos de educación, ellos me marcan mi condición de romántica incurable. Yo argumento en mi favor, que para convertirse en educadores, en uno realmente comprometido, hace falta un amor sin condiciones por la escuela. Un optimismo que permita ver los obstáculos como desafíos. Un romanticismo incurable, como el que tienen los jardineros por las semillas recién plantadas, de las que solo verán flores en la siguiente estación.

María Elena Walsh dice en su canción al jardinero, que le gusta quedarse quieta en la tierra y sentir que sus pies tienen raíz. Es esa paz que brinda, poder ver el tiempo pasar habiendo puesto las esperanzas en el fututo, y apostando siempre a lo que esta por venir. Ser docentes es ser parte de la vida de estas personas un instante y pensar que podemos haber contribuido en algo, aunque sea insignificante, al desarrollo de esa persona.

Las personas optimistas tienen en el cerebro mecanismos que las protegen de las malas noticias, ¿no es eso maravilloso? Cada vez que descubrimos algo bueno o provechoso un grupo de neuronas se activa en la corteza prefrontal izquierda llamada giro frontal inferior, y cuando las noticias son peores de lo que anticipamos lo que se activa es el giro frontal inferior pero del hemisferio derecho. Así establecemos el balance, y aunque naturalmente tenemos una tendencia hacia ser optimistas, en las personas positivas, la activación del giro frontal inferior derecho es mucho más moderado, lo que nos protege de las consecuencias mentales cuando las cosas no van como anticipamos.

Ese optimismo es una virtud y es compartida. Siento que esta comunidad educativa maravillosa, la que me ha hecho cambiar el rumbo de mi carrera por la que he dejado las finanzas y la contabilidad como foco de mis aventuras, para desarrollar una visión en conjunto con foco en la educación ha construido una definición de educación de la que estoy enamorada: “La educación debe ser como un abrazo, en el que dos personas entran a compartir algo que los cambia, comparten ese nudo por un momento y luego cuando salen ya no son los mismos, se han transformado.”

En un mundo donde hay acceso sin límites a la información, es el proceso de transformación de esa información en conocimiento, lo que nos ocupa. El desarrollo de una visión crítica es también nuestro objetivo.

A todos nuestros docentes, nuestros maestros, estos románticos incurables con los que comparto cada día el quehacer. A quienes acompañan a nuestros alumnos en el camino hacia su desarrollo personal y el descubrimiento con su verdadero yo, mis saludos y respeto.